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Jun 01, 2023

¿Cómo puedo mejorar la salud de los riñones? Consejos para la ingesta de agua, dieta y más.

P: ¿Cómo puedo mantener mis riñones sanos? ¿Debo beber más agua para que mis riñones funcionen mejor? R: Más de 37 millones de personas (más de 1 de cada 7) en los Estados Unidos padecen enfermedad renal crónica

P: ¿Cómo puedo mantener mis riñones sanos? ¿Debo beber más agua para que mis riñones funcionen mejor?

R: Más de 37 millones de personas (más de 1 de cada 7) en los Estados Unidos padecen enfermedad renal crónica (ERC). Lo preocupante es que 9 de cada 10 personas no saben que tienen ERC.

Para mantener sus riñones sanos, es importante comprender primero las causas y los factores de riesgo asociados con la enfermedad renal.

Nuestros riñones realizan muchas tareas cruciales en nuestro cuerpo. Como dijo Homer Smith, fisiólogo y escritor científico: “El riñón es el órgano por excelencia de la evolución”.

Filtran continuamente la sangre que los atraviesa de productos de desecho y ácido que se generan a partir de diversas reacciones químicas en el cuerpo.

Mantienen niveles sanguíneos adecuados de electrolitos como sodio, potasio, calcio, magnesio y fósforo mediante absorción y excreción a través de subunidades llamadas nefronas. La preservación de estos niveles de electrolitos es necesaria para el funcionamiento óptimo de múltiples órganos vitales como el corazón, el cerebro y los músculos.

Los riñones controlan la presión arterial mediante la regulación de la sal y el agua y la producción de hormonas.

Los riñones también secretan hormonas que son responsables de la conservación de la salud ósea y la producción continua de glóbulos rojos (el componente de la sangre que transporta oxígeno).

Cuando los riñones no realizan estas tareas, muchos otros órganos y nuestra salud en general se ven afectados. La ERC es reconocida como una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Por lo tanto, es importante la detección, mitigación y tratamiento tempranos de las causas modificables y los factores de riesgo de la ERC.

Los síntomas asociados con la ERC, como náuseas, vómitos, pérdida de peso, reducción del apetito y malestar generalizado, se manifiestan con frecuencia cuando la enfermedad se encuentra en etapas avanzadas. Por eso, es aún más pertinente someterse a pruebas de detección si se tiene algún factor de riesgo asociado a la ERC.

La presión arterial elevada (hipertensión) y la diabetes son las principales causas de ERC. Y las enfermedades cardíacas, la obesidad, el tabaquismo, el origen étnico (los afroamericanos y los hispanos tienen un mayor riesgo de desarrollar ERC), los antecedentes familiares de ERC y la anatomía anormal del sistema renal son los principales factores de riesgo.

Si presenta alguna de estas condiciones o factores de riesgo, su médico debe monitorear periódicamente los índices de laboratorio en sangre y orina que podrían detectar la aparición de ERC. Estas pruebas incluyen una tasa de filtración glomerular (una medida de qué tan bien están funcionando los riñones) y albúmina en orina (un marcador temprano de enfermedad renal).

El uso de ciertos medicamentos de venta libre, como los antiinflamatorios no esteroides, incluidos el ibuprofeno, el naproxeno y el diclofenaco, y los inhibidores de la bomba de protones, incluidos el pantoprazol y el omeprazol, se asocia con el riesgo de desarrollar ERC. Si usa estos medicamentos con regularidad, lo cual difiere de persona a persona, debe comentarlo con su médico, especialmente si tiene algún factor de riesgo de ERC.

Dado que muchos casos de hipertensión y diabetes surgen de ciertas elecciones dietéticas, incluida la ingesta de sal y el aumento de peso, tomar decisiones más saludables puede tener un efecto posterior al reducir el riesgo de desarrollar ERC.

Se ha demostrado que una dieta rica en frutas, verduras y productos lácteos bajos en grasa (la dieta DASH) tiene un efecto considerable en la reducción de la presión arterial. Esta dieta combinada con la reducción de sal reduce el riesgo de hipertensión, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y mortalidad.

Una investigación de la Universidad Johns Hopkins que siguió a más de 15.000 adultos durante 20 años ha demostrado que la dieta DASH podría reducir el riesgo de desarrollar enfermedad renal. Este estudio también encontró que las personas con un alto consumo de carnes rojas y procesadas tenían un mayor riesgo de desarrollar ERC.

También se ha demostrado que una dieta vegana o basada en plantas previene la enfermedad renal y retarda su progresión.

Dado que el ejercicio es beneficioso para mitigar diversas causas y factores de riesgo, como la hipertensión, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, asociadas con la enfermedad renal, sus efectos se han estudiado en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) a gran escala. Las personas con niveles más altos de actividad física medidos con un acelerómetro y un cuestionario tenían más probabilidades de tener una función renal más saludable.

La National Kidney Foundation recomienda que las personas con ERC hagan ejercicio al menos tres días no consecutivos a la semana, hasta 30 minutos por sesión.

Como nefrólogos, frecuentemente nos preguntan si aumentar la ingesta de agua, más allá de las recomendaciones generales, tiene algún efecto en la mejora de la función renal.

Un estudio que examinó la ingesta de agua en pacientes con ERC mostró que aumentar el consumo de agua en más de 1 litro (aproximadamente 34 onzas líquidas) por día no reducía la progresión de la enfermedad renal. Tampoco existe evidencia sólida que sugiera que una mayor ingesta de agua prevenga la ERC.

Sin embargo, una mayor ingesta de líquidos se asocia con una reducción en la formación de cálculos renales. El desarrollo frecuente de cálculos renales puede aumentar el riesgo de enfermedad renal.

La Academia Nacional de Medicina sugiere una ingesta de líquidos de casi 100 onzas por día en hombres y 70 onzas por día en mujeres (siendo esto una guía de ingesta más que una meta diaria). El aumento de la actividad física y la exposición a temperaturas más cálidas justifican un aumento en esta cantidad recomendada, mientras que los pacientes con ciertas condiciones médicas y pesos más bajos deben reducir el consumo.

No existe un tamaño único para el consumo de agua, pero la recomendación general es simple: beber según la sed con regulación basada en la actividad y el clima.

Conozca a los médicos: Sam Kant es nefrólogo general y de trasplantes, y profesor asistente de medicina en la División de Nefrología y Centro Integral de Trasplantes de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

Natasha Dave es nefróloga y directora médica de Strive Health.

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